martes, 24 de mayo de 2016

LA CIRCUNCISIÓN DE OZAN

UNA FIESTA IMPENSABLE

Mis distintos viajes a las tierras turcas de la Capadocia (Kapadokia, dicen ellos) me han supuesto jornadas sorprendentes por los espectaculares panoramas que ofrecen los conglomerados de “chimeneas de las hadas” o conos de material volcánico en cuyo interior se encuentran excavadas viviendas, almacenes y, sobre todo, templos dotados de amplias estancias decoradas con frescos de elevado valor artístico e histórico.

En aquellos remotos parajes, se pueden encontrar interesantes artesanos fabricando bellas alfombras de cuidada elaboración, bodegas de vinos que, si bien no son de una calidad que pueda competir con los de Rioja o Borgoña, ofrecen un paladar aceptable y un aroma afrutado, ceramistas y alfareros capaces de realizar trabajos populares e incluso, establecimientos de restauración de muy elevada categoría y excelentes productos de gastronomía popular.
Invitación/recordatorio
de la circuncisión de Ozan

Pero, si todos estos hallazgos, a los que me referiré en otro blog en alguna otra ocasión resultan excepcionales nada se puede comparar con la experiencia inolvidable que supuso para mi una jornada con la que me encontré obsequiado durante mi visita a la ciudad de Ortahisar (Nevsehir) y que constituyó una de las más ricas e inesperadas de toda mi vida como correcaminos.

La historia comenzó cuando, acompañado por mi guía, una destacada licenciada en bellas artes que había dirigido algunas de las restauraciones de las iglesias talladas en los conos volcánicos, estábamos tomando el almuerzo del medio día en el restaurante Saray. Cuyos dueños, el matrimonio Fatma e Ismail Baydilli, tenían cierta amistad con mi acompañante a la que, en una larga conversación en su idioma que hubo de serme traducida, invitaban a la fiesta de la circuncisión de su hijo que tenía lugar el día siguiente por la tarde.

Al parecer el inconveniente era yo porque coincidían la hora de la fiesta con el cumplimiento del programa que me había establecido el Ministerio de Turismo, ante lo cual la madre del niño decidió invitarme también a la fiesta y ceremonia con gran sorpresa de mi guía que sabía lo contrarios que son en aquella cultura a permitir la presencia de “infieles” en un acto de tal naturaleza que lo conviertan en algo folklórico y desprovisto de su esencia religiosa y que había llegado a impedir en otras ocasiones que equipos de televisión o prensa de diferentes países. como Italia o Francia, pudieran acceder a dichas celebraciones.


Aquí me encuentro con Ozan acompañado por
su padrino y sus padres, Ismail y Fatma
Acepté encantado la amable e inesperada invitación y al día siguiente estaba allí, con un obsequio para el niño, en lo que resultó ser una celebración parecida a las primeras comuniones que tienen lugar en nuestro país.

Más de doscientas personas llenaban un amplio salón del restaurante en el que se sirvió un variado y excelente menú de los mejores y más típicos platos de la zona mientras una orquesta ponía la música que amenizaba las evoluciones de las parejas que se animaban a bailar entre una y otra degustación.


En el centro de la foto el Alcalde de la ciudad,
entre él y yo Fatma, la madre del circuncindado.
Asistía, entre otros muchos notables de la zona, el Alcalde de la ciudad, integrista musulmán  al que pedí permiso para poder seguir degustando el exquisito aguardiente turco llamado raki, cuando me ofreció que me sentara a su lado al final de la cena para, interprete por medio, poder conversar en la sobremesa. Tuvieron la delicadeza de colocarme en la mesa de presidencia donde me aposentaron, frente por frente al profesor de francés del niño para que pudiera mantener alguna conversación con alguien que no fuera solo la guía. Las atenciones se multiplicaron a lo largo de toda la fiesta  en la que me vi obligado a bailar con la madre y con la abuela de Ozán, que así se llamaba el niño al que, finalizando la cena colocaron en una cama con dosel situad en la parte más alta del salón donde un médico procedió a practicarle la circuncisión, previa la administración de una pequeña dosis de anestesia local.

Una ceremonia y una fiesta que permanece en mi memoria jalonando de forma espectacular e inolvidable uno de los viajes más gratos a las impresionantes tierras de la Capadocia.

viernes, 20 de mayo de 2016

UNA PIZCA DE POLVO

     Tenemos, el común de los mortales, una idea de nuestra presencia en el espacio magnificada por una soberbia mantenida a lo largo de los siglos que no tiene ninguna relación con una realidad cada vez más estudiada y confirmada por los círculos de estudiosos y científicos que, permanentemente, observan nuestro entorno.

     La llamada 'carrera espacial' a pesar de sus colosales dimensiones es apenas una ínfima partícula de una realidad cuyas dimensiones se nos escapan por mucho que queramos acercarnos a la realidad del espacio en que habitamos.

Para iniciar nuestro acercamiento a una realidad en la que nos encontramos inmersos, baste considerar que la Estación Espacial Internacional que tan lejana no parece, orbita a una distancia de apenas cuatrocientos kilómetros. Lo que nos parece una destacada lejanía es prácticamente nada cuando nos movemos en el complejo de las distancias interplanetarias. Las que se miden  en “años luz”. Esos que tan difíciles son de asimilar desde nuestras distancias habituales. Unas  medidas que cuando intentamos comprenderlas nos dejan, a los no expertos en ciencias del espacio, completamente indefensos ante unas cifras que desbordan, con mucho, nuestra pobre imaginación.

     Baste decir, para intentar aunque solo sea una grosera aproximación a la realidad, que la velocidad de la luz en el espacio es de unos 300.000 (trescientos mil) kilómetros por segundo, lo que significa que recorre la escalofriante cifra de 1.080.000.000 (mil ochenta millones) de kilómetros en una hora.

     Imaginemos ahora, los que sean expertos en el manejo de las matemáticas avanzadas, cuantos serían los kilómetros recorrido en un año para hacernos una idea, siquiera sea lejana, de la dimensión de un los años luz de los que hablamos con frecuencia.

     Unas cifras aproximadas del territorio en el que nos movemos vendrían dadas por la consideración de que el tiempo que tarda la luz en llegar desde la Luna a la Tierra es de SOLAMENTE 1,28 segundos.

Algo más tarde en llegarnos la luz desde el Sol a la Tierra que, en este caso viene a ser de 8,32 minutos aproximadamente.

     Distancias que empiezan a volverse incomprensibles cuando abandonamos nuestro sistema solar, que tan grade nos parece, para intentar comprender que desde la galaxia más cercana a la Tierra, si fuerazos capaces de viajar montados en un rayo de luz tardaríamos nada menos que 25 000 años.

     Magnitudes insignificantes si tenemos en cuenta que, de acuerdo con las observaciones más modernas, en el universo observado existen varios (no se sabe cuantos) miles de millones de estas galaxias entre las que nuestra Vía Láctea no es, ni con mucho, una de las más grandes y pobladas de estrellas, planetas y otros cuerpos celestes de todo tipo ya que atravesarla solo nos llevaría 100.000 (cien mil) años si pudiéramos viajar montador en un rayo de luz.

     Unas dimensiones tan imposibles de comprender  como que los cálculos más optimistas realizados por los expertos estudiosos del espacio en el que nos movemos afirman que para llegar desde la tierra hasta el límite del universo actualmente observable  y que puede ser infinitamente mayor, se requerirían la friolera de 46 500 millones de años.

     Casi ná’ que diría el castizo.

     ¡Y hemos llegado a creernos que éramos el centro de todo y que a nuestro alrededor bailaban los demás mirándonos con admiración¡

     Y, lo más descabellado todavía, es que son muchos los que se resisten a admitir que en cualquiera de esos miles de billones de cuerpos celestes puedan existir seres inteligentes con civilizaciones tan avanzadas que no somos capaces ni de imaginarlas.

miércoles, 4 de mayo de 2016

EL LÍO DE LAS LISTAS

PANAMÁ Y OTROS LUGARES
Algo tendré que hacer y lo más urgentemente posible porque, al parecer, mis meninges, neuronas y otros artilugios de las entendederas no funcionan correctamente. Habrá que echarles aceite o algo.
Resulta que nos bombardean con datos y más datos de los llamados "papeles de Panamá" pero ¿de verdad sirven de algo?
Parece ser, o al menos así lo voy pillando, que los papeles de Panamá son las listas de una sociedades que se constituyen en aquel país porque es más fácil, más cómodo y más oculto pero que, con saber que existen no sacamos nada en limpio porque para lo que sirven, fundamentalmente, es para que las sociedades creadas operen sus capitales a través de cuentas abiertas en los llamados 'paraísos fiscales' para que puedan permanecer ocultas a pesar de que algunos de esos países hayan firmado compromisos de no permitir cuentas ocultas de particulares pero si de sociedades.
O sea que estamos en las mismas. Las cuentas ocultas existen y son, como su propio nombre indica 'ocultas'.
Y de que sirven las listas de Panamá? Si no dicen cuales son las cuentas de las sociedades, los valores que encierran y su situación respecto a las obligaciones ¿Que resuelven?
Espero que alguien que sepa mucho de esto me lo aclare pero que no sea un economista porque, según dicen,estos brillantes técnicos no se enteraron de que nos devoraba'la crisis' hasta que ya nos había pasado por encima.
Estas cosas de la pasta está visto que si no tienes muca, pero mucha, mucha, no hay manera de entenderlas.